miércoles, 17 de noviembre de 2010

Fiesta Patronales de la Capilla Santos Mártires


Se celebra hoy la memoria de los Santos Mártires Rioplatenses, Roque González, Alfonso Rodríguez y Juan del Castillo, misioneros jesuitas y patronos de la Capilla homónima perteneciente a la Parroquia Nuestra Señora de Itatí.

En un clima de alegría y devoción se celebró la Santa Misa en la Capilla a las 19.00hs. Hubo gran afluencia de fieles y representantes de toda la comunidad parroquial.
Luego de la celebración eucarística, se realizó un ágape, donde los responbles de los distintos apostolados de la Capilla así como aquellos que participaron de la celebración, pudieron compartir un momento ameno.

Breve reseña de los Santos Mártires

Roque González: Nacido en Asunción, Paraguay, en 1576. Desde joven demostró una gran piedad. Fue ordenado sacerdote a la edad de 22 años y poco después nombrado párroco de la catedral de Asunción. En mayo de 1609 entró en la Compañía de Jesús y dos años más tarde fue nombrado superior de la primera Reducción de Paraguay, San Ignacio Guazú.
El 22 de marzo de 1615 fundó una reducción en Itapúa (actual ciudad de Argentina de Posadas) la cual pronto se trasladó a la otra orilla del río, en lo que es hoy Encarnación, Paraguay. Por eso se le reconoce como fundador y patrono de ambas ciudades.
Gran amante de la Virgen María, con ella conquistaba corazones para Cristo.
El 15 de noviembre de 1628, celebró la Santa Misa cerca de Caaró (hoy día en Brasil), donde se planeaba una nueva reducción. Allí fue asesinado por un cacique llamado Nezú. Los asaltantes quemaron su cuerpo pero, milagrosamente, quedó intacto el corazón. Este corazón tan lleno del amor divino para todos los hombres, se mantuvo incorrupto. Cinco años más tarde fue llevado a Roma junto con el instrumento del martirio: un hacha de piedra. Es el primer Santo Paraguayo e inspiración para toda la humanidad.

Juan del Castillo: Nació en Belmonte (Cuenca), de familia noble. Fue el hijo mayor de diez hermanos.
El 20 de octubre de 1558, S. Francisco de Borja había fundado el Colegio que la Compañía de Jesús en Belmonte, donde Juan pudo iniciar sus estudios de humanidades. Al terminar el primer curso, se despidió de los compañeros, anunciándoles que quería ser misionero, al sentir la llamada de Dios.
De allí, se trasladó a Madrid, al noviciado de los jesuitas, en el que fue admitido con 18 años. Acabado el noviciado, el 2 de noviembre de 1616 va a Huete (Cuenca) para hacer sus estudios de Filosofía en el Colegio de la Compañía.
Por allí, pasó el P. Juan de Viana, Procurador del Paraguay, "ponderando la abundancia de mies, de las almas, de las penalidades y fatigas de los misioneros y del martirio cierto...". Esto enardeció el corazón de nuestro joven estudiante enamorado de Cristo y decidió marchar a misiones.
Por fin llega a Buenos Aires, y de allí, en 1620 es enviado a La Concepción (Chile). Posteriormente irá a Córdoba (Argentina).
El 16 de Diciembre de 1625 es ordenado sacerdote. Dos años después tiene la ocasión de dedicarse a la conversión de los indios en las célebres "reducciones" del Paraguay y del Uruguay.
Martirio: Nezú ordenó en noviembre de 1628 matar a los religiosos y quemar la iglesia. Primeramente, las víctimas fueron los padres Roque González y Alfonso Rodríguez.

Alfonso Rodríguez: Nació en Zamora, España,10 de marzo de 1598. Hizo sus estudios primarios en su ciudad natal, y en 1614 ingresó a la Compañía de Jesús.
Hastá allí llegó un Procurador de la Provincia del Paraguay, que venía a reclutar voluntarios para la misión entre los guaraníes. Alonso se presentó como candidato y fue aceptado.
Se embarcó rumbo a América junto con otros 37 compañeros, entre quienes estaba Juan del Castillo. Luego de un viaje lleno de peligros, llegaron a Buenos Aires a comienzos de 1617.
Su primer ministerio sacerdotal fue entre los guaicurúes del Pilcomayo; después fue destinado a la reducción de Itapúa del Paraná. Cuando Roque Gonzalez, Superior de las Misiones visitó esa misión, el P. Alfonso le manifestó su deseo de ser enviado a una misión más riesgosa. El P. Roque lo llevó consigo a la región oriental del Uruguay, donde fueron martirizados en la zona del Caaró.





















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