viernes, 22 de abril de 2011

Viernes Santo 2011 en la Parroquia Nuestra Itatí de Bánfield



Una multitud de fieles católicos participó el pasado viernes Santo del tradicional Vía Crucis organizado por la Parroquia Nuestra Señora de Itatí. Al término del recorrido de más de cinco horas de duración, se rezaron los oficios de la Pasión del Señor.

La procesión comenzó a las nueve de la mañana, saliendo de la parroquia Nuestra Señora de Itatí. Al frente de la caminata fueron los monaguillos precedidos por la cruz. Un Ecce homo encabezó la procesión de imágenes, seguido por el Cristo mendigo con su cruz a cuestas. A continuación siguió la enorme cruz parroquial llevada por treinta hombres. Al final se encontraba la Virgen dolorosa, vestida con una manto negro en señal de duelo por la muerte de su Hijo.

El rezo del Viacrucis se trata de un camino de oración que busca adentrar a los cristianos en la meditación de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo en su camino al Calvario. El camino se representa con una serie de imágenes de la Pasión o "Estaciones" correspondientes a incidentes particulares que Jesús sufrió por nuestra salvación.

Durante el Viacrucis se acompaña a María en la experiencia de recibir en brazos a su Hijo. Se invita a los fieles a acompañar a la Virgen en su dolor profundo, el dolor de una madre que pierde a su Hijo amado. ella presenció la muerte más atroz e injusta que se haya realizado jamás, pero al mismo tiempo le anima una gran esperanza sostenida por la fe.

El viacrucis tradicional consta de 14 estaciones a través de las cuales se acompaña a Jesús en su camino doloroso hasta el Calvario, desde la condena a muerte hasta su sepultura. A lo largo del recorrido se hicieron 14 paradas, una en cada Capilla y en lugares señalados del barrio. Como signo de adoración en cada estación los fieles se postraban ante la Cruz de Cristo. Las estaciones del Vía Crucis fueron vividas con intensidad por los peregrinos, mientras los cánticos, melodías religiosas, y rezos se alternaban con el relato y las meditaciones sobre el significado de los ´misterios dolorosos de Cristo´.

Alrededor de las doce del mediodía la Procesión se detuvo en la Capilla Nuestra Señora del Milagro. Allí peregrinos recibieron un caldo caliente para reponer las fuerzas desgastadas a lo largo del camino y se realizó un breve descanso de veinte minutos, tras los cuales se reemprendió la marcha.
En la capilla San Cayetano se rezó la 10º estación. Allí los fieles tuvieron un breve descanso, durante el cual miembros de la Capilla estuvieron sirviendo agua a los peregrinos.

Luego de cinco horas de caminata, alrededor de las 14.30 la procesión llegó al templo parroquial, donde se rezó la última estación del Viacrucis, en la que se recuerda la sepultura de Jesús y a continue}ación se rezaron los oficios.

El Viernes Santo es el único día del calendario litúrgico católico donde no se celebra la Misa, como luto por la muerte del Señor. La tarde del Viernes Santo presenta el drama inmenso de la muerte de Cristo en el Calvario. La cruz erguida sobre el mundo sigue en pie como signo de salvación y de esperanza.

la celebración de los oficios de la Pasión del Señor fue presidida por el Padre Luis césar Lezcano y concelebrada por el párroco Arturo Saiz Santos.

La celebración se realizó en el templo parroquial. Fue una celebración austera, el altar estuvo desnudo y las velas y luces apagadas. Los ministros sagrados, al llegar al presbiterio vestidos con ornamentos rojos, se postraron completamente en tierra, en cuya posición humilde permanecieron unos minutos, los fieles acompañaron este gesto poniéndose de rodillas.

Luego se dio inicio a la liturgia de la palabra. Las lecturas de la liturgia de este viernes santo se centraron en el misterio de la Cruz. El siervo de Yahveh de la primera lectura, prefiguración de Cristo, sufre de forma vicaria por su pueblo. “El castigo que nos trae la paz cayó sobre él y por sus llagas hemos sido curados”.

El sumo sacerdote de la carta a los Hebreos, en la segunda lectura, se ofrece en medio de lágrimas y angustias y se convierte así en autor de nuestra salvación. En el momento del Evangelio se leyó el relato completo de la Pasión según San Juan, en cuya lectura participaron varias personas. El Rey de los judíos que nos muestra la pasión de san Juan “cumple en favor de los hombres todo lo que estaba de él escrito en la Sagrada Escritura”.

Durante la homilía, el párroco exhortó a los fieles a no quedarse en una mirada superficial de la Pasión de Cristo, invitándolos a contemplar el gran amor que tuvo Jesucristo por cada hombre al entregar su vida en la Cruz. Subrayó que el cristiano debe tener puesta su mirada en el crucificado. El dolor de un cristiano no debe ser causado por la carencia de un bienestar material, sino por la ofensa hecha a Dios, a quién tan caro le resultó el precio de nuestro rescate.

A continuación tuvieron lugar las peticiones, que en este día se hacen de manera solemne por la Iglesia, el Papa, los clérigos, fieles, gobernantes e incluso por los no católicos, los judíos y los ateos.

Luego de las peticiones tuvo lugar la veneración de la Cruz. Durante este acto el sacerdote elevó en alto el crucifijo y lo fue descubriendo en tres etapas para la veneración de todos entonando un solemne canto. A continuación se procedió a la adoración personal de la Cruz por parte de los numerosos fieles presentes, quienes se acercaron con devoción a besar las llagas de Cristo muerto en la cruz.

Al final de la adoración de la Cruz, se encendieron las velas del altar, se extendió sobre él el corporal, y se retiraron del monumento las hostias consagradas la noche anterior. El recuerdo del Sacrificio sangriento del Calvario embarga hoy de tal modo a la Iglesia, que renuncia a la inmolación incruenta de cada día. La celebración continuó con el rezo del Padrenuestro, seguida por la distribución de la eucaristía a los fieles.

Al concluir la celebración, la eucaristía se reservó fuera de su lugar habitual y el sagrario quedó abierto como señal de que Jesús no se encontraba allí presente, el altar volvió a quedar desnudo y las imágenes fueron cubiertas por un velo morado, como signo de duelo por la muerte del Señor.


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1 comentario:

  1. Qué bonito ver a tantos hermanos juntos!!pero...tienen que ser más!!

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